Querido… ¿amor?
Siento no saber como llamarte aún, después de todo, me sigo resistiendo a pronunciar tu nombre como si fueramos simples conocidos. Durante las últimas semanas apenas lo hemos sido, parecíamos extraños, como si no tuvieras un espacio enorme - ahora vacío - en mi corazón. Siento que en el tuyo ya no pertenezco, ni siquiera queda rastro de mi en ti, y supongo que por eso te escribo.
Quizás toca despedirse.
Me esfuerzo por eliminar todos los recuerdos pero no deja de aparece tu nombre en las paredes mi mente.
Recuerdo lo feliz que era a tu lado y, de repente, sentir cada parte de mi corazón rescabrejarse, como cristal roto cortando mi piel. Sentí que me moría por dentro.
Me sorprendí al ver que a fuera todo seguía igual.
Mi vida frenó en seco mientras todas las demás seguían su rumbo. Ni siquiera nadie sintió el estruendo que causó al desmoronarse toda mi vida. Mi llanto parecía ajeno a todo lo demás. Nada importaba, ni siquiera a ti pareció importarte. Supongo que es lo que necesitabas. Tu te habías quitado un peso de encima y a mi me pesaba todo demasiado.
Me gustaría decirte que ya no te pienso, que ya no te extraño, que te odio por como fueron las cosas, por no haberme dado tiempo a reaccionar y, ni siquiera, a intentar frenar la caída a tiempo.
Pero es mentira. Me importas y sigo teniendo un nudo atorado en la garganta que me grita a todas horas que ojalá hubiera sido diferente. Pero mi mente no entiende que los ojalá no forman parte de la vida. Se vive lo que es y yo sigo resistiéndome a ver que mi realidad hoy es que ya no estás en ella.
Misma rutina, mismas personas, mismos hobbies, … pero ya no estoy en tu hogar, no estás tu para abrazarme al llegar a casa, ni siquiera puedo dormir acurrucada a tu lado. Ya no tengo a quien contarle cualquier tontería, ni darte explicaciones de mis malas decisiones. No puedo reírme de tus tonterías ni verte bailar a cada rato cantando las mismas canciones una y otra vez. Los findes que eran nuestros ahora los siento pesados, espero toda la semana a que no lleguen porqué únicamente siento el vacío más intenso. He dejado de recorrer calles en las que sé que puedo encontrarte y he dejado de ver nuestra serie porqué lo intenté y solo quería comentarla contigo. Cualquier cosa en mi rutina me recuerda que ya no estás.
No te miento cuando digo que me dejaste en pedazos y con el miedo rozando a cada paso mi piel. Miedo a no haber sido suficiente, pero también a no haber podido tener una segunda oportunidad para hacerlo todo mejor. Sé que hubiera podido hacerlo. El miedo a ser reemplazada aunque había significado mi mayor inseguridad, me daba un terror horrible tener razón y que terminara cumpliéndose. Me duele en el alma ver que no he significado nada y se me para el corazón cada vez que pienso en un vosotros. Me da miedo no encontrar un amor como el nuestro y no haber sido capaz de cuidarlo como merecía(mos). Miedo a que todos nuestros planes se queden en el aire sin ser vividos. Me paraliza el hecho de pensar que alguien más puede estar viviendo mi vida contigo y no sea yo quién esté a tu lado.
Sigue dándome miedo pensar en un futuro y no verte en él. Sigo temblando al pasar por lugares que transitábamos juntos e imaginar que puedes ir de la mano de alguien más.
Ojalá hubiera sido todo distinto, porqué yo si anhelaba una vida contigo.
Quizás me toca aceptar que existía una vida antes de mí y seguirás teniendo otra después de mí.
Un nudo en el pecho me recuerda que no voy a poder vivir nada más a tu lado y reconocerlo se siente como dar un salto al vacío con los ojos cerrados.
¿Quién soy después de ti?
Quería todo contigo y me quedan tan solo recuerdos distorcionados e inalcanzables. Me queda pensar en todas aquellas cosas que quería hacer y no pudimos y que siento que no voy a poder alcanzar porqué quería hacerlas juntos. Sola es distinto. Éramos un equipo, al menos yo sí lo sentía así.
Joder, ya no estás. Duele admitirlo pero no debo dejar de repetirlo.
Pido a gritos un lugar seguro, tener tus brazos rodeándome y asegurándome que todo va a estar bien, pero nada va bien porqué tu ya no estás.
No quiero olvidar lo vivido pero necesito arrancar de mi mente los últimos meses cuando descubrí que ya no iba a haver más un nosotros. Duele recordar y ver que ya nunca más.
Mientras intento no pensarte, siempre apareces al cerrar los ojos. Te veo y siento que todo está bien. Ojalá todo hubiera sido un sueño. Pero despierto y no hay rastro de ti. Aún no parece real.
Pero, aunque tenga el corazón roto, no he dejado de creer en el amor.
Sigo creyendo en él porqué dejé que te fueras aún teniendo todo el amor despedezado en mis manos y no dejé de sostenerlo al descubrir toda la verdad que nunca dijiste. Incluso hoy sigo con las manos tendidas esperando a que regreses y juntes cada pieza con amor o que, al menos, traigas la que falta, la tuya, la que va a completarlo todo.
Me da vértido aceptar que tendré que reconstruir todo este amor tan nuestro en uno que me complete a mí sola. Supongo que lo único que me me queda es curarme a mi misma.
Se ha quemado el hogar que creamos juntos. Me encuentro desolada, observando las llamas, quieta, esperando a que alguien me rescate. Sé que solo puedo hacerlo yo, pero ojalá estuvieras para abrazarme y sentir que no estoy sola.
Constantemente me doy cuenta de que mientras tu sientes alivio, yo siento todo el peso encima que no me permite avanzar. Tengo la vida bloqueada, estoy rota en mil pedazos y esta situación era justo lo que necesitabas para ser feliz. Creo en el amor porqué acepto tu decisión y porqué quiero que seas feliz aunque implique mi declieve. No voy a luchar más porqué sé que no tengo posibilidad.
Antes de irme, me gustaría pedirte disculpas por no haber sabido hacer las cosas bien y no haber podido hacerlas mejor. Siento haberte hecho daño. Siento no haber sido suficiente. Siento no haber sido un hogar para ti, cuando tu eras mi lugar seguro al que recurría cuando cualquier cosa sucedía. Siento haberte colapsado.
Y, sobretodo, siento no poder tener una vida juntos.
Gracias por haber creado momentos memorables, por haberme permitido crecer, por haberme dado la razón sin siquiera tener que nombrarla y por haberme ayudado a entender que existen otras formas de crear amor. Gracias por ser mi casa, por enseñarme qué es una relación sana y también la importancia de comunicar a tiempo.
Espero que lo hagas mejor la próxima vez.
Yo estoy segura de que lo haré.
Espero, de corazón, que te vaya todo bien.
Pedí que te pasaran cosas buenas y parece ser que yo no soy una de ellas, porqué la vida me ha quitado de la tuya.
Mereces mucho más y estoy segura que ya lo has encontrado.
Con amor,
Berta